En esta sección “Fado – mi selección” traté de dar referencias de artistas actuales y pasados, voces femeninas y masculinas, temas “ingenuos” y temas elaborados poéticamente. En un universo de cientos de artistas y miles de canciones, cualquier selección es siempre discutible, pero el objetivo es dar una primera aproximación. En esta expresión artística, la claridad en la expresión de la palabra es tan importante como la melodía o la interpretación.
Los artistas de fado no solo cantan para entretener a la audiencia. Los artistas de fado son narradores, comparten con la audiencia sus experiencias personales o las de los demás. Escuchar fado en silencio es una muestra de respeto por quien canta. Por eso dice:
“Silêncio, que se vai cantar o fado!!!” (Silencio, se cantará Fado!!!)
Amália
Amália (1920-1999) es la figura más grande de esta expresión artística. Para muchos representa el alma portuguesa. Su muerte dejó un vacío que nunca se llenó. Está enterrada en el Panteón Nacional, entre los más grandes de Portugal.
Letras: Amália Musica: Alfredo Marceneiro
En este canto, la mente (razón) va al corazón (emoción) y le pregunta “corazón independiente, corazón que no mando, ¿por qué vives perdido entre la gente, eternamente sangrando?” Y Amália le ruega dramáticamente “¡Para, deja de bater! Si no sabes a dónde vas, ¿por qué insistes en correr? ¡Ya no te acompaño!”.
Mucho se ha discutido sobre el carácter autobiográfico de las letras, pero eso nunca lo sabremos.
Alfredo Marceneiro
En un mundo dominado casi exclusivamente por voces femeninas, Alfredo Marceneiro (1891-1982) logró ser la excepción. Alfredo Marceneiro representa para el fado masculino lo que Amália representa para las mujeres, pero sin proyección internacional.
Letras: Alfredo Marceneiro Musica: Gabriel de Oliveira/Raúl Ferrão
Esta canción es un poema de amor dedicado a alguien que vive junto a la ermita de Señora del Monte.
El autor se dirige a la persona a la que la canción dedica atributos como “el alivio de la pobreza” o “el confidente de los pecadores”. Aunque nunca queda claro, ni el nombre de la persona a la que está dedicada la canción, ni la relación de parentesco, no es difícil adivinar que la musa de este fado es la madre del autor de la letra.
Ana Moura
Ana Moura (1979) Ana Moura (1979) es la primera figura que aparece en el período post-Amalia. Sus características son su intensidad dramática y su forma de comunicarse con el público.
Letras: Maria do Rosário Pedreira Musica: Carlos da Maia
En esta canción, Ana Moura describe la forma en que puso fin a la relación cuando creyó ver “un brillo en los ojos de su amado” cuando pasó junto a “ella”. En las letras de fado suele haber una tercera persona, ya que los celos son uno de los temas recurrentes. La canción también nos cuenta el arrepentimiento de la cantante por no haber podido volver pero en este momento sabe que lo ha perdido para siempre. Además del tema ya mencionado de los celos, todavía tenemos la culpa y el arrepentimiento.
Carminho
Carminho (1984) proviene de una familia con tradición fado. A diferencia de los intérpretes de otros tiempos que cantaban exclusivamente fado, Carminho y también Ana Moura incursionan en otros estilos musicales como el pop y el jazz, dando como resultado un fado enriquecido por estas influencias.
Musica: Raúl Ferrão Letras: Jorge Morais Rosa
Esta canción contiene la parte lírica más elaborada de las cuatro presentadas, con un fuerte contenido metafórico. En él, la interprete le dice a su amor prohibido que escribió su nombre en el viento con la esperanza de que el viento, al llevárselo, lo ayudara a olvidarlo. Pero el resultado fue todo lo contrario de lo esperado, llevándola al borde de la desesperación porque el viento no solo está en todas partes, sino que sopla cada vez más fuerte.
Conclusión
Espero que esta sección “Fado – mi selección” haya despertado su interés por escuchar una actuación en vivo en Bairro Alto o Alfama.